Quiero parafrasear a Martin Luther King, para referirme a los sucesos recientes en el Congreso. Leía en redes sociales que un usuario le increpaba a otro, manifestándole que los congresistas actuales se van a reelegir, y que el otro le respondía que eso era imposible, pues es el “pueblo” quien lo elige y si el pueblo no quiere, pues no lo elige. Suena bonito. Pero todos sabemos que eso no es así.

Pese al dígito que tienen de aceptación y a que no los quieren ni en las provincias a las que representan, y con la enmienda de buena parte de los 206 artículos de nuestra Constitución, que en corto crea dos cámaras y permite la reelección congresal con condiciones ad-hoc estrictamente para los actuales “padres” de no sé qué patria, la campaña electoral ya empezó.

Primero: Conociendo cómo funciona el mecanismo emocional-electoral del ciudadano, sabemos bien que estos señores y señoras (con la excepción que hace siempre la regla), empezarán una campaña de populismo galopante ofreciendo obras y servicios que finalmente no cumplirán. Sin embargo, a la población le doblarán la mano y seguramente votará por ellos, por esa inocente e incrédula esperanza que aspiran todos con tal de cambiar su situación actual.

Segundo: Utilizaran las semanas de representación. Le quedan aproximadamente 25 semanas de representación, 25 semanas para ir a sus pueblos y machaconamente engañarlos y decirles que “ahora sí”. ¡Ya tienen los expedientes técnicos! ¡Ya está para la firma el presupuesto¡ ¡Ya está en el MEF¡ ¡Ya está conversado¡ ¡Ya está listo el Proyecto de Inversión¡ ¡Ya le dieron la buena pro¡ Serán varios “ya” que se convertirán en “nunca”, y seguramente ese pueblo que confió en aquel que se burló de su electorado, votará por él otra vez.

Tercero: ¿Quién creen ustedes que les pagaran esa campaña en las semanas de representación? Pues claro, el presupuesto del Congreso destinado para estos fines, o sea los impuestos de todos los peruanos pagando campañas individuales y farsantes.

I Have a dream: Que en las semanas siguientes, salga una ley del Congreso que prohíba a este parlamento y todos sus integrantes tentar ningún cargo de elección popular al 2026, pues nada mal cae ser presidente regional o alcalde de su zona, si es que diputado o senador ya no les alcanza.

Considero que la bicameralidad es buena para la representatividad nacional, pero considero también que las condiciones que los mismos congresistas han impuesto son -desde lejos- un distractivo más para hacer lo que les plazca.

Ojalá que algún día pongan también condiciones para ser presidente de la República, senadores, diputados, gobernadores o alcaldes. No puede ser que solo pidan edad, DNI y ser peruano de nacimiento. Ya hemos visto que para ser vigilante (con el gran respeto que me merecen) ponen más condiciones y requisitos que para los cargos de elección popular. Increíble.

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