El presiente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, expuso ayer ante la Comisión de Descentralización del Congreso y reveló que existen 1879 obras paralizadas en todo el país. ¿Quiénes son responsables de mayúscula negligencia? Los tres niveles de gobierno. 1335 obras corresponden a las municipalidades, 351 al gobierno central y 193 a los gobiernos regionales. Los proyectos ya están financiados, pero no se concretan. Esta realidad deja una consecuencia trascendente, ya que afecta un instrumento clave para la democracia y básico para el desarrollo del país: el servicio a la gente. Hoy y desde hace mucho tiempo, el servicio es malo.
Sin carreteras, colegios, hospitales, obras de saneamiento, defensas ribereñas es impensable un buen funcionamiento de los gobiernos. No cerrar las brechas de infraestructura en el Perú, cuando hay más recursos que antes, constituye no solo una muestra de incapacidad sino también una suprema inmoralidad.
Si la clase política no hace un análisis de que la crisis actual y la falta de respuestas, por ejemplo, ante la emergencia por los desastres naturales, es consecuencia de su inoperancia y deshonestidad, estaremos perdidos.
Los gobiernos no son fuente de riqueza. Todo lo que tiene es obtenido de los recursos que genera la población. Así que sería bueno que piensen en ella y cumplan su verdadera misión: gastar bien y ser honrados en los manejos de los dineros públicos.