Todos los días vemos cómo la informalidad se ha adueñado del servicio de transporte urbano de pasajeros en Lima y Callao, al extremo que una empresa formal que tiene una concesión vigente y que ha hecho la respectiva inversión, está a punto de tirar la toalla y dejar de operar, ante la imposibilidad de competir con los “piratas” que no son puestos en vereda por las autoridades.

Casi a diario, los medios reportan cómo los “taxi colectivos”, los “taxi motos” y las unidades “pirata” de todo tipo operan impunemente. Se les ve en Javier Prado, la Vía Expresa, la avenida Arequipa y otras arterias. Incluso en el “Zanjón” no dudan en detenerse en plena vía rápida para dejar pasajeros en las rampas de salida, lo cual implica un grave riesgo para estas irresponsables personas.

Muchas veces, cuando estos conductores son intervenidos, no dudan en agredir a los inspectores que representan a la autoridad del Estado. Algunos logran ser detenidos y otros quedan libres. Pero lo más indignante es que la gran mayoría tiene decenas de papeletas impagas, incluso por faltas muy graves. Pese a esto, han seguido circulando con total normalidad.

La recientemente creada Autoridad del Transporte Urbano de Lima y Callao (Atu) tiene mucho trabajo por hacer de la mano de la Policía Nacional, a fin de combatir la informalidad y la impunidad, las cuales no pueden derrotar a los esfuerzos que se hacen para que los limeños y chalacos tengan un sistema de transporte de pasajeros digno y como el que hoy padecemos.

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