Alguno de los asesores de Palacio de Gobierno o los miembros del gabinete en la sombra debería hacerle ver al presidente Pedro Castillo que desde su posición de jefe de Estado y ya no de sindicalista revoltoso y demagogo, no le hace ningún favor al país que insista en su absurdo discurso de división entre peruanos en su afán por victimizarse y mostrarse como una “pobre” víctima de “los blancos”, los “limeños” o los “grupos de poder”.
El mandatario debería darse cuenta que peruanos somos todos: los de la costa, de la sierra, de la selva; de la ciudad, del campo; de Chota, o “de Miraflores y San Isidro”, solo por citar dos distritos de la capital que fueron mencionados ayer por el presidente Castillo en una entrega más de su irresponsable discurso de división que lo mantiene vigente desde la campaña, como cuando un día salió a decir que la segunda vuelta electoral sería una lucha entre “ricos y pobres”.
Un país atravesado por divisiones históricas y que trata de recuperarse de una descomunal crisis causada por la pandemia, no puede tener en Palacio de Gobierno a un promotor de la nefasta “lucha de clases”. Su rol debería consistir en colocarse por encima de las diferencias y reducirlas, unir en lugar de desunir. Hace unos días se refirió a los “ricos” que salen a marchar, ayer habló de los “pitucos” de Miraflores y San Isidro. ¿Qué presidente tenemos?
Irónico que el mandatario siga con su discurso de odio, cuando de otro lado se esfuerza por convocar al Acuerdo Nacional, este foro venido a menos que es usado como tabla de salvación por gobernante caídos en desgracia, donde se suponen –se supone– estamos representados todos los ciudadanos de este país. ¿Llegará el sábado el mandatario a poner cara de acontecimiento para hablar de unidad y concertación entre peruanos? Habrá que ver quién le cree.
Resulta muy dañino para el país que estemos en manos de quien no aspiraba a llegar más allá de dirigente sindical especializado en discursos incendiarios, pero que a la hora de la acción nada de nada, pues si supuestamente tenemos un mandatario que trabaja por “el pueblo”, habría que preguntar a algún peruano “de a pie” si siente que sus condiciones de vida han cambiado con este gobierno, claro, sin contar a los parientes, paisanos, envarados y buenos para nada que ahora están en el poder.