La actriz porno Irona Staller, conocida mundialmente como la Cicciolina, fue elegida diputada en Italia a fines de los años ochenta. Mucho se recuerda que cuando estaba en el Parlamento italiano llamaba a sus honorables colegas  “puerquitos” y repetía que si éstos hubieran escuchado sus canciones serían más honestos. Una vez el presidente del Congreso, el democristiano Vito Latanzzio, la interrumpió cuando nuevamente lanzaba su teoría sobre los “puerquitos” y le dijo: “Honorable Staller, le ruego use términos parlamentarios”. La diputada no le hizo caso y siguió: “Perdón, presidente, discúlpeme. Digamos la verdad, los diputados cuando tienen una gozadita, son menos agresivos, menos malos, más parecidos a los angelitos”. Por supuesto, esto generó reacciones de todo tipo y para muchos fue un escándalo. Pero, ¿qué Congreso no tiene escándalos? Lo malo es que esto sea frecuente como ocurre  en el Perú.

No sé si la fórmula de la Cicciolina aplique para nuestros legisladores, pero sería bueno que se calmen, insulten menos y agredan mucho menos aún. Y no solo entre ellos sino fundamentalmente en su relación con los periodistas, a quienes intentan amedrentar con la “ley mordaza”, un proyecto legal sustentado con histeria, arbitrariedad y prepotencia por algunos congresistas. Es evidente que la forma de responder a las investigaciones y cuestionamientos de la prensa no solo ha evidenciado inseguridad del Congreso sino que ha resultado contraproducente para mejorar su imagen, tan venida a menos en los últimos meses. La intransigencia, el rencor y la rabia se han elevado por encima de una legislación productiva y a favor de la mayoría.

Aunque no faltan los graciosos como el acciopopulista Ilich López, quien hace poco dijo que esta iniciativa fortalece la dignidad humana y “beneficiará, protegerá y fortalecerá a los periodistas, porque ya nadie podrá acusarlos de mermeleros”. Con parlamentarios así, no es extraño que la bancada de Acción Popular, tenga tanta desaprobación como Perú Libre. Según la última encuesta de Ipsos, un 72 % peruanos rechaza a ambos grupos políticos en el Congreso. Solo los supera Fuerza Popular con 74%. Una vergüenza para un partido que alguna vez fue símbolo de la democracia y de la libertad de expresión.

Con estos parlamentarios no es raro que la bancada de AP tenga tanta desaprobación como Perú Libre


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