Julio Cotler (1932-2019) ha partido. Las universidades del país, sin excepción, deberían izar la Bandera Nacional a media asta y el Gobierno del Perú declarar Día de Duelo Nacional por la muerte de uno de los más grandes intelectuales contemporáneos que ha tenido nuestro país. El eminente profesor sanmarquino nos ha dejado a una semana de cumplir los 87 años de edad. Cotler hizo ebullición de su fama intelectual en el Perú y en América Latina al publicar en 1978 -era el tramo final (segunda fase) del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada- su monumental libro Clases, Estado y Nación en el Perú, considerado uno de los clásicos de la bibliografía contemporánea. Antropólogo por la cuatricentenaria San Marcos y doctor en Sociología por la Universidad de Burdeos (Francia), ambos perfiles en su vida académica le permitieron aprehender como nadie la realidad nacional presente que explicó desde el pasado. Siempre de estilo crítico, el también Amauta, explicó el proceso histórico de la construcción del Estado peruano, lo cual ha resultado una de las más relevantes fuentes de consulta para comprender la problemática del Perú en su momento actual. Aunque analizó profundamente diversas variables de nuestra vida nacional, Cotler no fue con rodeos y explicó magistralmente uno de los mayores problemas de la sociedad peruana: nuestra fragmentación social por derivar de una sociedad virreinal fundada en las castas, que al advenir la República ingresó en nuestro status ya como Estado soberano en la dramática dimensión de herencia colonial. Precisamente, en mi columna de ayer -sin saber como los demás del penoso desenlace del descollante pensador peruano-, refiriéndome a la ausencia de compromiso de nuestras élites políticas con el destino del Estado-nación al sorprendernos la guerra de Chile contra Perú y Bolivia, resalté que fue precisamente la marcada diferencia social entre los peruanos de arriba y los peruanos de abajo la impronta que contribuyó a nuestra histórica fractura, haciéndonos vulnerables para afrontar la guerra al desnudarse nuestras confrontaciones internas. Ese era el Talón de Aquiles peruano que para Cotler puede superarse únicamente con educación. También lo creo.
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