Keiko Fujimori puso en manos de una comisión del partido la difícil evaluación de los candidatos al Congreso y se armó el escándalo.

La “calle” pedía que no llevara a los de la vieja guardia. Sostenía que estaban comprometidos con su padre y que si ella iba a gobernar, tenía que separarse de este.

Kenji se pronunció en contra de la evaluación y su padre escribió que en una lista debía haber figuras nuevas y otras experimentadas, como Chávez, Cuculiza, Salgado y Aguinaga.

Nadine Heredia se atrevió a decir que en un gobierno de Keiko no estaría claro si gobernaría ella o su padre.

La “calle” empezó a “pecharla” diciendo que si quería ser presidenta, debía demostrar su mando.

Finalmente, la comisión evaluadora decidió contar con algunos líderes históricos y con otros no, en un proceso que debe haber sido muy difícil. Keiko Fujimori tiene que haber estado entre la espada y la pared, pues estimo tendrá la última palabra en las decisiones. Por ejemplo, Martha Chávez ha sido siempre leal y consecuente. Aunque muchos no la quieran, ha sabido seguir una línea a través del tiempo. Ha sufrido persecución siendo una buena persona y siempre estuvo al lado de los Fujimori, de modo incondicional. Ahora no irá al Congreso. Debe haber sido doloroso, pero ella aceptó con hidalguía la decisión final.

Keiko está decidiendo, aunque algunos ahora le reclaman por haberse deshecho de los líderes históricos de su partido en las listas congresales.

Está demostrando liderazgo e ideas propias. Nombra a antiguos como Chlimper y nuevos como Huaroc. Buscando meterse al centro no le habla al AB, busca al CDE y lo escucha. Va agarrando esquina política pero, sobre todo, esta vez sí tiene ganas de ganar.