Keiko se despereza

Habría que ser muy ingenuo para pensar que Keiko Fujimori permanecería cruzada de brazos hasta el inicio oficial de su campaña presidencial, y más aún si alguien creyera que enfrentará esta elección con las mismas armas de la contienda anterior. Su reciente cita con el exministro del Interior y analista político Fernando Rospigliosi (quien fuera un duro opositor a su padre) agita el cotarro, pero es parte de un plan que Keiko viene ejecutando discretamente.

Su primer logro fue conseguir que Alberto Fujimori depusiera sus resistencias al tipo de estrategia que Keiko pretende seguir. Así, en marzo pasado este publicó una carta en la que afirmaba: “Fuerza Popular deberá aglutinar a todos mis seguidores bajo el liderazgo de Keiko (...) Desmiento tajantemente que haya dispuesto el recojo de firmas para ningún movimiento o partido nuevo”, dejando con los crespos hechos a su abogado, William Paco Castillo, y otros “albertistas” que auspiciaban la creación de un Frente Fujimori Libertad para ellos solos.

A esta “reconciliación” clave siguió, según varios testigos, el acercamiento de la propia Keiko a personalidades -políticas y periodísticas- que, en su momento, se opusieron a los crímenes y excesos de su padre, a quienes no pretende reclutar sino establecer con ellas un puente de diálogo que suavice la percepción sobre su proyecto político, a fin de atenuar en lo posible el escenario de confrontación “cívica” que tanto daño le hizo en la segunda vuelta de 2011.

A esto seguirá, sobre la base del 30% que le otorgan los sondeos, una renovación de dirigentes nacionales y la progresiva depuración de la lista parlamentaria que presentará el próximo año, donde se anticipa no habrá más “vacas sagradas” ni rezagos de los años 90. Será difícil, dado el arraigo popular de una Martha Chávez o Luz Salgado, pero se estima que saldrían de escena durante la campaña. ¿Será suficiente? Sin duda no, pues cada elección impone su propia dinámica, pero podría ser un eficaz punto de partida. Ya saldremos de dudas.