Bassok, Latham y Rorem (U. Virginia) publicaron un estudio con evidencias empíricas sobre la creciente escolarización de las aulas de kínder, que cada vez se parecen más al primer grado, desde 1998 hasta 2010, perdiendo su identidad de educación inicial. Esto, como consecuencia de una creciente inversión del Gobierno en la educación preescolar aunada a una exigencia de que los alumnos den pruebas estandarizadas especialmente en matemáticas y lectura.
Se han dado 5 cambios principales. 1) los profesores de kínder en 2010 creen más que la instrucción académica debe empezar en preescolar, incluyendo la lectura frente a 1998. 2) Ha aumentado el tiempo de clases dedicado a matemáticas y lectura, y reducido el que se dedica a arte, música, ciencias, recreación, juego de agua y arena, y psicomotricidad. 3) Se incrementó la instrucción dirigida y el uso de textos y cuadernos de trabajo. 4) Hay un creciente uso de pruebas estandarizadas en educación inicial. Actualmente el 30% de los niños de kínder dan una prueba estandarizada al mes, o sea, 2.6 veces más que el primer grado de 1998.
En términos generales, los resultados sugieren que las clases de kínder de 2010 cada vez se parecen más a las de primer grado en su foco y estructura comparados con 1990. Además, se ha reducido la presencia de arte, música y ciencias a cambio de un creciente énfasis en los logros académicos (“Is Kindergarten the New First Grade?”, AERA enero-marzo de 2016)
Todo esto, a contrapelo de lo que enseña la investigación científica revelando que las decisiones políticas tienen poco de científicas y pedagógicas.