La generación para la creación del Sistema de Evaluación y Acreditación de la Calidad Educativa (Sineace) fue una de las reformas de avanzada que trajo consigo en el 2003 la Ley General de Educación. Se creó en el año 2006 y comenzó su implementación en el 2008. La acreditación asegura que los centros de enseñanza reúnan los requisitos de calidad en la formación de sus egresados, lo cual permita a la sociedad, las empresas, los padres y estudiantes conocer cuáles son las alternativas educativas válidas y confiables.

Considerando que el posicionamiento de una política es un proceso complejo, lento y costoso en esfuerzos e inversión que lleva muchos años desarrollar, podemos afirmar que el Sineace en los últimos años ha tenido avances diferenciados en el ámbito nacional en la educación básica, técnica, superior y universitaria. Y ha contribuido, entre otros, al mejoramiento creciente de una cultura social de calidad en el país.

La nueva Ley Universitaria dispone la reorganización del Sineace y establece dar continuidad a una política de calidad educativa en marcha, referida a la acreditación de instituciones educativas y la certificación de competencias de las personas, en tanto se reforma mediante una nueva ley; pero debe ser en un contexto de continuidad y fortalecimiento de dicho organismo. Sin embargo, contraviniendo la ley mencionada, el último 8 de abril, el Ministerio de Educación, mediante la R.M. 218-2015-Minedu, recorta la mayoría de sus funciones esenciales iniciando prácticamente su extinción.

Lo más grave es que esta norma, de un momento a otro, deja en suspenso más de 3500 procesos de autoevaluación que conducen a la acreditación, quedando de este modo frustradas las expectativas de muchos colegios, centros de educación técnico-productiva, institutos y universidades, tanto públicos como privados, que han invertido recursos económicos, técnicos y humanos para alcanzar los estándares de calidad establecidos. El Ministerio de Educación debiera rectificar lo señalado, y garantizar que la acreditación educativa no está en peligro.