A pocos días de la llegada a Lima de un grupo de Alto Nivel de la OEA para analizar la situación política de nuestro país, se filtró una agenda de esta misión en la que no se contemplaba una reunión con la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, quien lidera las investigaciones de siete presuntos delitos del presidente Pedro Castillo. Inmediatamente, la polémica se instaló en nuestro país. Congresistas y políticos de oposición cuestionaron que no se tome en cuenta las denuncias del Ministerio Público contra el mandatario y criticaron que solo se escuchará a solo una de las partes. Por supuesto, era una mala señal que afectaba una salida democrática a la crisis por la que atraviesa el Perú.
Sin embargo, la OEA desmintió dicha agenda. El problema es que tampoco publicó la real. Esperemos que en esta sí se incluyan reuniones con el Ministerio Público, Contraloría y Defensoría del Pueblo, que tienen valiosas contribuciones sobre los temas que preocupan a los peruanos.
Algunos dicen que se valora excesivamente el aporte de la OEA para la estabilidad política de nuestro país. Esto se confirmaría si este organismo no tiene una visión clara sobre las señales de corrupción en Palacio de Gobierno.
El Perú necesita algo más que comisiones, evaluaciones y buenas intenciones, necesita esperanza. Y para que la gente tenga esperanza es fundamental que se termne con el desgobierno y la corrupción.