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"Yo estoy aquí por mi plata”, dijo poco antes de la disolución del Congreso la exparlamentaria Esther Saavedra. Una confesión de parte que no sorprendió a nadie. En las regiones del interior del país es habitual que los elegidos en cargos de voto popular sean personajes que a punta de regalos o dinero conquisten las preferencias de la gente.

En el centro del país es normal que los candidatos mantengan el grado de expectativa de los ciudadanos e intenten superar la incredulidad de estos con “colaboraciones”, “ayudas” y “campañas” en comunidades, centros poblados y barrios. De esta forma intentan calmar la impaciencia de los que quieren apoyo y todo de inmediato.

En los últimos procesos electorales en esta zona del Perú hemos sido testigos de cómo algunos postulantes al Congreso, gobiernos regionales o alcaldías han recorrido provincias llevando frazadas, ropa de vestir (un excongresista es industrial textil), cajas de cerveza, alimentos y directamente dinero (entre 10 y 100 soles por persona).

“¿Qué me has traído?” es la frase más recurrente de gran cantidad de pobladores cuando un candidato llega a su pueblo o ciudad. Es muy difícil que un político logre captar la atención de la gente si no entrega algo a cambio.

Creemos que, más que buenas propuestas, los candidatos están más preocupados en dar una buena impresión, y para ello deben ser generosos.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano decía que "tenemos que dejar de ser víctimas de nuestra historia para convertirnos en protagonistas, tenemos que dejar de padecerla para empezar a hacerla”. Por ello, hay que ser conscientes de que somos los responsables de que las autoridades estén allí. Y en las siguientes elecciones votar con conocimiento y seriedad. Nuestra democracia está llena de urgencias y solo nosotros podemos salvarla.