La crisis institucional en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) ha remecido el país. La declinación de Luis Arce Córdova a su cargo como miembro de este organismo electoral es un grave episodio en estas circunstancias. No solo porque se dilata el proceso para tener los resultados oficiales de la segunda vuelta y proclamar al nuevo presidente o presidenta, sino porque ha realizado denuncias que ponen en tela de juicio los actos de sus colegas del pleno del JNE.

El presidente de esta institución, Jorge Salas Arenas, solo atinó a suspender a Luis Arce y pedir su reemplazo rápidamente. Es importante insistir que los pasos a seguir en el JNE se den con la Constitución y la ley de la mano. Solo así habrá credibilidad y confianza.

Por ahora hay una sensación de vulnerabilidad que poco ayuda a la democracia y mientras tanto la polarización crece. Algunos le dicen “héroe” y “valiente” a Arce y otros “golpista” y “cuello blanco”. Esto solo refleja que transitamos por uno de los peores momentos de nuestra historia. Lo peor es que esta inestabilidad e incertidumbre electoral arrastra a todo el país hacia un escenario crítico y generan problemas del día a día de los peruanos como la devaluación del sol, el incremento de precios de productos de primera necesidad, falta de inversión y fuga de capitales.

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