Mientras el presidente Pedro Castillo recorre el Perú, en una gira que parece más proselitista que de gestión, la inmensa mayoría de peruanos sufre una crisis económica sin precedentes. El incremento del precio de los combustibles y productos de primera necesidad afectan el día a día de la gente. Ante ello, la inacción del Gobierno es alarmante.

Una encuesta de Apoyo Consultorías e Ipsos da cuenta que la confianza del consumidor en la capital ha caído hasta los 32 puntos, su nivel más bajo en los últimos 18 años. Ni en la crisis del 2008 ni en la pandemia del 2020 la cifra era tan adversa. Esto genera que la población compre menos.

Cuando uno es candidato ofrece lo que sea, hasta el paraíso, pero cuando uno está al frente del país se deben conjugar ideas y planificar proyectos y soluciones en equipo. Justo de eso adolece el Gobierno para resolver esta grave coyuntura .

El problema es que Castillo sigue lanzando promesas como si continuara en campaña electoral. Y lo más peligroso es que en estos momentos la cháchara y la demagogia barata atentan contra el futuro de los peruanos. Este es un caso en el cual el Ejecutivo vive atrapado en su propia propaganda política con el único fin de llegar hasta el 2026 como sea. Más importante son los intereses propios antes que los de la ciudadanía.