Si la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se encuentra en Lima da por sentado que las investigaciones del Ministerio Público contra el presidente Pedro Castillo –quien se encuentra cubierto hasta el cuello con solventes indicios de corrupción–, son parte de un “golpe de Estado”, entonces la visita de estos funcionarios habrá sido lo que muchos sospechan: una farsa.

En ninguna democracia, el trabajo de fiscales independientes puede ser visto como un ataque al estado de derecho, y menos cuando cada día aparecen más evidencias de que el jefe de Estado y su entorno están inmersos en escandalosos actos de corrupción. Exfuncionarios, amigos y parientes están detenidos de manera preventiva o prófugos de la justicia.

Aparte de los hechos que comprometen al mandatario, dice mucho el hecho de que el profesor Castillo tenga como “estrategia de defensa” el no responde a las indagaciones del Ministerio Público. Si es inocente, ¿por qué tanto silencio?, ¿por qué tanta victimización? Eso no resiste el menor análisis. El que esta limpio da la cara y lo demuestra.

seguramente el Perú se encuentra gobernado por una gavilla de delincuentes y sería grave que su historia de “pobres víctimas” con que por ahora engañan a muchos peruanos, sea recogida y validada por un organismo multilateral, aunque de una entidad manejada por un personaje como Luis Almagro, se puede esperar cualquier cosa.