GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Las dudas para conocer quién ganó las elecciones presidenciales en Uruguay ayer fueron disipadas y a ninguno de los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta -el oficialista Daniel Martínez y el opositor derechista Luis Lacalle Pou- se les ocurrió ni por asomo soltar la idea de rarezas en el acto electoral finalmente consumado con resultados ajustadísimos (48.71% de Lacalle sobre 47.51% de Martínez). Por lo anterior, el hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995) también será mandatario, a partir de marzo de 2020 y por 5 años.

En cuanto al perdedor, Martínez, que había sacado una amplia ventaja durante la primera vuelta -39.02% sobre 28.62% de Lacalle Pou- anoche no solo ha reconocido su derrota, sino que raudamente se ha dispuesto a saludar a su adversario electoral en una magistral muestra de educación política. 

Ello confirma a Uruguay como el país que registra el más alto índice de democracia en América Latina, siendo calificado con creces como nación con “democracia plena”, tal como lo refirió en 2018 el influyente "The Economist". 

El caso uruguayo, entonces, es una isla en la región, que anduvo bien en esta calificación en los años posteriores a los regímenes dictatoriales de los años 60 y 70, pero que en los últimos tiempos ha tenido una caída brusca dados los malísimos ejemplos en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, y en las pretensiones de sectores radicales de subvertir el orden democrático en Ecuador, Chile y Colombia. 

El resultado electoral uruguayo luego de la jornada del 24 de noviembre, en la que participaron casi 2.7 millones de ciudadanos, se tira abajo la pretendida idea de las corrientes progresistas en la región que proclamaban a los cuatro vientos el retorno de los Gobiernos de izquierda.

Está claro que los uruguayos -como ha pasado en México y en Argentina- no han votado por un Gobierno con ideología de izquierda. No. Lo que quiere la gente son Gobiernos que solucionen sus problemas de todos los días. Apuestan por el pragmatismo antes que por las ideologías. En Uruguay los últimos 15 años de la izquierda, con Tabaré Vásquez y José Mujica, no pudieron resolver el problema de la delincuencia urbana. Por esta razón, entre otras, ha ganado Lacalle.