Igual que la tesis de Castillo, nuestra realidad política parece un burdo plagio de Venezuela o Bolivia. Todo el país tiene claro que gobierna la izquierda criminal, todo el país sabe que la única solución es sacarlos del poder, pero parece imposible. No importa cuántos delitos cometa Pedro Castillo, la sensación es que no avanza algún proceso judicial o de vacancia y poco a poco se termina golpeando la esperanza de los millones de ciudadanos que quieren fuera de Palacio a la mafia. Y es que el actor principal de esta estrategia no fue el chavismo en Venezuela o el MAS en Bolivia o Perú Libre en nuestro país, el responsable de todo este proceso es la falsa oposición.
La falsa oposición es la que no quiere marchar contra el régimen criminal con excusas tan infantiles como “no quiero que se me vea con tal o cual”. Esos mismos fueron los que en octubre del 2021 atacaron la moción de vacancia llamando golpistas a quienes la promovíamos. Ellos también fueron los que durante todos estos meses hablaron de “gobernabilidad” con la mafia de Castillo y Cerrón dando su confianza a todos los gabinetes nefastos y promovieron interpelaciones, pero nunca censuras.
Ahora esta falsa oposición, la verdadera responsable que Castillo y su mafia continue en el gobierno, quiere lavarse la cara apuntando a la Mesa Directiva del Congreso y hasta a la Presidencia de un gobierno interino. Así como hay que ser claros para llamar a Perú Libre organización criminal, hay que llamar a esta falsa oposición con su nombre: un grupo de organizaciones interesadas y serviles que buscan mantener el poder político y económico.