La exposición diaria de los candidatos, además de retratar su estampa de campaña, nos permite recoger matices que estaban a la sombra e ir completando el perfil de cada uno de ellos, algo que resulta imperativo antes de comprometer nuestro destino en las ánforas el 10 de abril.

Y es que hemos ingresado a la recta final de la carrera electoral y, por ende, las apuestas a ganador demandan mayores detalles de los competidores en el afán de asegurar que el elegido no vaya a quedarse a media pista y el país siga transitando por las patas de los caballos.

El paneo de este momento nos indica que Keiko Fujimori corre a ritmo de su jinete automático. Casi ni mira a su costado, respaldada por un prurito de soberbia que resulta peligroso porque los treinta y pico de puntos que le dan las encuestas todavía no son definitivos.

César Acuña, después de atropellar por los palos, parecería haber detenido el paso y quizá esto tenga que ver con las denuncias sobre piratería en el plan de gobierno de APP. Eso sí, ahora pronuncia frases más largas y confecciona mejor las promesas populistas que abundan como cancha en sus discursos.

PPK es digno de aplausos, aunque no necesariamente de votos. El hombre, con 77 años y múltiples batallas encima, galopa en todos los climas y escenarios, pero no puede alejarse del estigma del pasaporte americano por más sonrisas que lance Mercedes Aráoz.

Alan García, un peso pesado en estas jornadas, acentúa su conocida retórica de polendas y da la pelea, pese a que se encontró con un terreno arenoso y lleno de obstáculos. No obstante, urge mover las tribunas y la única foto que vale es llegar a la meta y tocar la segunda vuelta, con Lourdes Flores metiendo harto fuete.

El “potrillo” Julio Guzmán ha recibido un ollazo por decir y desdecirse sobre la consulta previa y en ocasiones asume las manías de los que él llama dinosaurios, como apelar a un personaje mediático -en este caso el boxeador Jonathan Maicelo- para llevar “aguayu” para su molino. Al parecer, ha entendido que el poder de las redes sociales no alcanza para ganar la carrera.

Y Alejandro Toledo sigue siendo Toledo.