“No todo lo que brilla es oro”, reza un viejo dicho”, y eso es lo que están repitiendo muchos de los involucrados que aguardaban ilusionados que el Gobierno aprobara la fase 4 de la reactivación económica, la cual incluye el reinicio de las actividades en cines y teatros.
Aún en medio de la pandemia, con amenaza de una segunda ola, esta medida fue anunciada por las autoridades la semana que pasó, y es evidente que no era lo que muchos estaban anhelando. Valgan verdades, tampoco se podía esperar mucho, el peligro de los contagios continúa, y por eso, el 40 por ciento de aforo que se ha dispuesto para el funcionamiento de las salas fue una decisión tomada por las circunstancias y evidentemente fue recibida con la cara larga.
A esto hay que agregar todos los protocolos exigidos para el funcionamiento de una actividad que está paralizada desde hace nueve meses, que finalmente nos da como conclusión que, con el escenario planteado, será bien difícil que el negocio sea rentable.
No pasaron muchos días del anuncio para que la Asociación de Salas de Cine se pronunciara en contra de los protocolos que las autoridades respectivas exigen para que las funciones se lleven a cabo. “Bajo estas condiciones reabrir los cines no es sostenible para ninguna cadena.
No solo porque con esta restricción de distancia el aforo se reduce a menos de un 25%, sino también porque esta industria no se puede sustentar sólo con la venta de entradas”, dijeron sus asociados, quienes plantean un 50% de aforo y que se puedan vender productos para consumir en la sala. Y además, hay que agregar a todo esta coyuntura que, no todos los habituales asistentes al cine, así se esté anunciando a “Wonder Woman 1984” como estreno navideño, estará dispuesta a entrar a un cine.
Lo mismo pasa con el teatro, el temor a estar a un ambiente cerrado permanece y hay que ser realistas, las artes escénicas no son un espectáculo masivo y lamentablemente los costos son altos. Con un 40 por ciento de aforo, abrir una sala, pagar actores, director, personal, derechos, se convierte en una inversión muy riesgosa en el actual panorama. Eso de “la función debe continuar”, no calza en estos momentos, la crisis en el sector del entretenimiento no ha terminado.