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La confrontación entre las dos fuerzas políticas más importantes, Fuerza Popular, quien controla el Legislativo, y Peruanos Por el Kambio, el Ejecutivo, continúa. Y para no perder la costumbre, los líderes de ambos partidos mantienen la actitud hostil. Keiko amenaza con convertir su plan de gobierno en leyes y el Presidente responde afirmando que buscará “jalarse” a algunos fujimoristas.

Lo cierto es que durante la campaña electoral, los líderes de ambos partidos se golpearon constantemente y muchas veces con golpes bajos. Ello hace difícil que sean PPK y Keiko quienes lideren la búsqueda de consensos.

Se ha sostenido que la gobernabilidad depende de FP y que si actúan como oposición obstruccionista, ello les será reclamado en el 2021. Pero ese análisis olvida que detrás de las actitudes fujimoristas existe una racionalidad. Y esta pasa porque el fujimorismo tiene un proyecto político que si bien, como dice J.C. Tafur, puede tener similitudes con PPK, sus bases sociales y sus relaciones partidarias son distintas, como los son sus enemigos políticos. FP se debe a sus militantes y electores, no a los de PPK y en ese sentido exigirles apoyo incondicional se aleja de cualquier lógica política. La racionalidad se basa en intereses y cada partido tiene los suyos.

Zavala no formó parte de la campaña. Desde su designación como Premier, ha buscado generar consensos y ha tenido que capear el temporal generado, demostrando que entiende que para lograr sacar adelante las reformas necesarias no puede mantener el enfrentamiento con FP. Su pragmatismo en la búsqueda de consensos ha logrado desinflar la tensión de los primeros días. Y tiene en Luz Salgado a una excelente contraparte, política cuajada que sabe escuchar y buscar acuerdos. Y que está dispuesta a ayudar a Zavala en el camino hacia la gobernabilidad.

Cuando estuvo el segundo gobierno de Belaunde, este no quiso escuchar los problemas que enfrentaba el Perú. Lo suyo era los discursos, no la gestión. Manuel Ulloa tuvo entonces que asumir el gobierno. Vistas las cosas, lo mismo debería ocurrir en este gobierno: que el Presidente deje en manos del Premier la gestión.

Pero también es la oportunidad de Keiko de comenzar a generar liderazgos alternativos en el partido. Si realmente está interesada en que FP trascienda el apellido Fujimori, es momento de institucionalizarlo permitiendo el surgimiento de nuevos líderes. Esta sería la señal de dos líderes que quieren demostrar que efectivamente lo son.

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