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Irónico que Nadine Heredia, la esposa de Ollanta Humala, quien en 2011 llegó a Palacio de Gobierno hablando de decencia y bajo el slogan “La honestidad hace la diferencia”, con lo que pretendían marcar distancia del mal recuerdo del fujimorismo de fines del siglo pasado, esté siendo acusada de pedir 230 mil dólares a una empresa contratista del Estado mientras era primera dama del Perú.

Un informe de El Comercio señala que según un testigo, la esposa del exmandatario hizo tal pedido a OAS para, supuestamente, financiar encuestas de su partido con miras a las elecciones de 2016. Esto se suma a los millonarios aportes de Odebrecht que ya han puesto a Humala y Heredia en serios problemas judiciales, pues el Ministerio Público ha pedido severísimas penas de cárcel para la ex “pareja presidencial”.

A juzgar por los miembros del nacionalismo que estuvieron en las campañas al lado de Humala y Heredia, el dinero entregado en mochilas por Odebrecht nunca entró a las cuentas de la agrupación. Son varios los testimonios en ese sentido, por lo que habría que ver a dónde fue a parar la plata.

Un indicio lo dan las famosas agendas de la ex primera dama, donde se consignan anotaciones más que sospechosas y que apuntan a que la “inclusión social” fue más bien para los inquilinos de Palacio de Gobierno entre los años 2011-2016, antes que para los ciudadanos de a pie o para el partido.

Los Humala-Heredia la tienen muy difícil ante la justicia, que debe actuar de acuerdo a las evidencias que existen sobre la mesa. La ley tiene que aplicarse, incluso para los que se hacían llamar “honestos”.