La maraña de mentiras, encubrimientos, traiciones y corrupción que giran en torno a Castillo sorprenden a propios y a extraños. Este falso valor creado e impuesto por el establishment progre como presidente del Perú, ha sido nefasto para la nación. Por ahora, este mismo sector pretende colocar a Dina Boluarte en la Presidencia de la república.
Continuar con los actuales funcionarios en la ONPE, RENIEC y JNE, sin corregir las aberrantes “reformas políticas vizcarristas” no garantiza que se respete la voluntad popular expresada en las urnas. De lo contrario, volveremos a tener a un mandatario carente de legitimidad.
Pero volviendo al tema, esta semana fue detenida, nada más y nada menos, que la hija/cuñada del propio presidente, por presuntamente conformar una organización criminal que opera desde Palacio de Gobierno. Ante esta situación, los temores de Castillo han aumentado a tal extremo de convocar a movilizaciones violentistas que comprometen el orden interno del país.
El gobierno y sus agentes están viviendo una realidad alterna y no son conscientes de que su “triunfo” se debió al voto antifujimorista y al fraude en mesa, factores muy alejados de un liderazgo personal que el actual presidente jamás ha encarnado debido a su limitada capacidad.
Por ello, el Congreso está obligado a concretar su salida, y de acuerdo a la Constitución de 1993, existen instituciones políticas constitucionales aplicables para este caso.
Estos vendedores de cebo de culebra, fantoches demagógicos y saqueadores de la esperanza popular nunca dejan el poder de forma pacífica ni democrática, por lo que deshacerse de ellos siempre resulta dificultoso. Al final, solo se trata de cuatreros y pandilleros de la más baja calaña que serán juzgados con la agravante de haber robado al pueblo que proclamaban defender.