El significado de la denominada ideología de género, que, en palabras de quienes se muestran más turbados por el asunto, quiere imponerse en el país contraviniendo el orden natural que sostiene a nuestra sociedad, no encuentra un consenso que establezca un piso común desde el que podamos intercambiar ideas.

Las posiciones con las que me encontraba más de acuerdo señalan que esta ideología no existe, que es un invento de quienes prefieren mantener las cosas como están, conservando lo que la sociedad tradicionalmente ha aceptado. Sin embargo, creo que ahí nos equivocamos.

La ideología de género sí existe y convive entre nosotros desde muchas décadas atrás. Es una de las enfermedades más profundas de nuestra sociedad. Se manifiesta en el machismo que ocasionó 95 feminicidios y 198 tentativas de feminicidio durante el 2016. La podemos ver en aquellas mentes que creen que la mujer tiene un rol determinado en la familia que no puede variar o que los hombres tenemos que esconder nuestro dolor y sufrimiento, porque, ya saben, un macho no llora. Es la misma que cree que la homosexualidad se aprende o que es una enfermedad o que el concepto de familia es uno solo y nunca debe variar, como si no hubiese desde hace siglos familias distintas a ese supuesto modelo único.

Esa ideología, la que mata, discrimina y sanciona, existe. Justo por eso es que la debemos cambiar.

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