El escritor, pensador y diplomático mexicano Alfonso Reyes publicó a principios del siglo XX el libro Simpatías y Diferencias, que es una recopilación de artículos, ensayos y pensamientos. En esta obra publicada en 1921, Reyes analiza con sutileza y brevedad el fenómeno de la política; y aunque de forma breve, al mismo tiempo, de forma absolutamente iluminadora. Reyes dirá, que “la política” y el “ser político”, son palabras desprestigiadas en el mundo entero y que hoy son prácticamente una maldición semántica. Reyes está pensando en la visión clásica de los griegos, quienes sostenían que la política era: Ciencia maestra de las ciencias. Y es que, si calibramos la mirada y agudizamos el juicio, comprenderemos que la política influye e interviene en todo, como intentaré demostrar. Es la política, la que se encarga de resolver la cuestión de la convivencia entre las personas en una comunidad determinada, es la política, la encargada de fijar las leyes que luego regularán el comercio (restricción a las importaciones o libertad irrestricta), la pesca, la agricultura, la minería, la conservación o el olvido de centros históricos, la enseñanza, el deporte, la posición oficial de los Estados ante la comunidad internacional, la guerra; y si, parafraseando a Carl Schmitt, la política es el cerebro de la guerra, será también la política la encargada de establecer las condiciones de paz, sea esta duradera o temporal, pero, en definitiva, será la encargada de conquistar la paz. Como vemos, la política tiene un peso específico, por tanto, no es irrazonable ni desproporcionado afirmar, que gran parte de nuestras acciones, están relativamente determinadas por las decisiones políticas.

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