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Ficticia calma, que presumen Gobierno, prensa oficialista, constitucionalistas y otros asalariados del régimen, no hace más que cimentar las bases de una futura inestabilidad.

La disolución del Congreso se sustentó en la interpretación fáctica de denegatoria de confianza por no aceptar nuevas reglas en elección de magistrados al TC, y continuar con el proceso, resultando elegido el señor Ortiz de Zevallos, sobre lo cual el Tribunal ha resuelto que dicha elección no ha concluido y no se autoriza que el candidato elegido jure el cargo. Entonces, si el proceso de elección no ha concluido y esa fue la causa de la disolución, con la misma lógica, esta queda en suspenso, más aún si el Parlamento otorgó la confianza sobre la materia solicitada por el Gobierno; por tanto, corresponde restablecer en sus funciones al Congreso. De no ser así, se estaría “constitucionalizando” un golpe de Estado. No se puede dar apariencia de constitucional a lo que está fuera de lo que ordena la Constitución.

Desde el momento en que se decidió no tomar el juramento a Ortiz de Zevallos y someter al pleno la designación, la suerte del Congreso estaba echada. El golpe se viene consolidando con una mayoría en el Tribunal que muestra una tendencia más política que jurídica.

Es previsible que la contienda de competencia no sea admitida y, de serlo, sea rechazada. Peor aún, en contra de sus propios precedentes, crece la duda sobre la libertad de Keiko Fujimori, convirtiéndola en prisionera política.

Sobre los acuerdos reconsiderados, el Congreso ha interpretado: "... que el verdadero límite a la admisión de reconsideraciones no es la aprobación o dispensa del trámite correspondiente del Acta, sino la ejecución misma del acuerdo (...)". En base a ello se ejecuta el acuerdo, remitiéndose la respectiva resolución al diario "El Peruano" y al TC; por tanto, cualquier reconsideración devenía en extemporánea. Sorprende la ingratitud del TC, que solicitó al Congreso la elección de nuevos magistrados. La Constitución se hunde en el fango de interpretaciones alejadas de su contenido, llevándose consigo el ideal republicano de justicia, democracia y desarrollo.