La información de que Martín Vizcarra es un falso valor de la integridad no era nueva para muchos periodistas. Muchos sabíamos que las tristes historias de sus enjüages indecorosos, sus oscuras sociedades, su tenebroso pasado político en Moquegua iban a saltar, en cualquier momento, la valla alta de la protección que otorga el poder y se iban a diseminar como un abanico de cartas expuestas a la intemperie de la verdad.

Hay, no obstante, un camino fino por hilar y que obliga a colocar sobre la Fiscalía y el PJ una lupa telescópica en relación a la corrupción que encarna la figura presidencial. En principio, está por resolverse la desconfianza que inspira Zoraida Ávalos. La fiscal de la Nación se ha lavado las manos, sospechosamente, cuando tenía todas las atribuciones para investigar al jefe de Estado por el caso “Swing”.

El tema ahora es que el actual acusado es el hombre más poderoso del país y quien, según audios y pruebas, ya intentó obstaculizar la labor de la justicia y ocultar documentos electrónicos. Tras la bomba de Obrainsa-Astaldi, ¿se va a quedar de brazos cruzados Vizcarra en Palacio? ¿O va a tratar, por todos los medios, de desvirtuar las pruebas del aspirante a colaborador que lo ha puesto en jaque? Hay una empresa de telefonía que deberá brindar una información clave: La geolocalización del entonces gobernador de Moquegua el 4 o 5 de noviembre de 2013. ¿La dará sin aceptar presiones?

La Diviac, una policía política que depende del viceministerio de Orden Interno, ¿va a operar con independencia y pulcritud? ¿Lo harán las aerolíneas que deben precisar si viajó a Lima? La SBS, ¿accederá a levantarle el secreto bancario y tributario? Existe un andamiaje político-judicial que va a buscar la protección del ahora presidente, ¿hasta dónde llega? Tras la desconfianza instalada en todas las esferas de la judicatura, le toca a la JNJ velar porque esta investigación cumpla los más altos estándares de rigurosidad.

Es el ente que deberá direccionar sus reflectores hacia los jueces y fiscales responsables de llegar a la verdad teniendo en cuenta que existe un sujeto cínico, desleal y peligroso que, desde Palacio, tiene el objetivo de evitarlo.