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Me parecen peligrosas las interpretaciones facilistas que afirman que los votos obtenidos por los partidos políticos son un respaldo a la ideología y los planes de gobierno. En realidad, todos sabemos que el antivoto y la simpatía del candidato son, en nuestro país, elementos mucho más utilizados por la población al momento de decidir su voto. Prueba de ello son los rápidos y pronunciados cambios en las preferencias electorales -hacia candidatos con propuestas muy distintas entre ellos.

Por esta razón, me parece de suma importancia que el próximo presidente, al igual que los legisladores ya electos y las personas que de una u otra manera tienen posiciones de responsabilidad en el destino del país, tengan claridad en lo que la sociedad en su conjunto está pidiendo y que en mi opinión se resume en los siguientes cuatro puntos:

1) Cercanía: Es razonable pensar que la solidez en las encuestas y la mayoría obtenida en el Congreso por Fuerza Popular tienen que ver con que Keiko haya recorrido durante los últimos cinco años todo el país recogiendo directamente la necesidad de la población. Un estilo similar al que tuviera su padre y que también le diera buenos réditos políticos. Parece claro que la sociedad quiere líderes que estén cerca de ellos.

2) Efectividad: Estimo que la población quiere gobiernos eficientes y efectivos en resolver los problemas del país. Podemos inferir que una parte de las preferencias del público hacia Keiko tiene que ver con las obras del gobierno de su padre y que la mayor fortaleza de PPK está en su demostrada capacidad de gestión. Cabe recordar la alta popularidad y aceptación del reelecto alcalde en Lima, Lucho Castañeda, que se basa principalmente en la visibilidad de su gestión y obras.

3) Transparencia: La sociedad está rechazando a los políticos que en el pasado han tenido actuaciones presumiblemente poco éticas. El castigo en términos de preferencias electorales que se ha dado contra Alan, Toledo y el partido de gobierno es contundente.

4) Sensibilidad social: La actuación de Gregorio Santos y la importante representación que tendrá la izquierda en el Congreso de la República nos dicen que las poblaciones más vulnerables del país no están dispuestas a esperar mucho tiempo más para ser parte del desarrollo económico.

Cercanía, efectividad, transparencia y sensibilidad social parecen ser una buena hoja de ruta. Y no solo para ganar las elecciones, sino sobre todo para gobernar y lograr la sostenibilidad del país a largo plazo.