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Tremendo despropósito el de Hugo Enrique Higinio Mendoza, un juez de la región Amazonas que decidió reintegrar a sus puestos de trabajo a unos 136 directores de colegios estatales de Áncash que no habían pasado la evaluación del Ministerio de Educación (Minedu).

Y digo esto no porque aquellos directores no tengan derecho a reclamar por su puesto laboral, que bien lo pueden hacer en la Corte de Justicia, sino porque en los cargos que van a retomar se encuentran nada menos que la misma cantidad de profesores que aprobaron la evaluación del Minedu.

Es decir, este magistrado Higinio Mendoza decide acatar la acción de amparo de los directores, a pesar de que habían sido jalados en una evaluación oficial, y dispone que sean repuestos en sus cargos en desmedro de quienes se quemaron las pestañas para estar allí. ¿No es esto un disparate?

Como si esto fuera poco, el juez ordena que se acate su fallo a estas alturas del año, cuando los profesores están evaluando a los alumnos. O sea, saca a los directores estudiosos y coloca a los anteriores que ni siquiera pasaron el examen de idoneidad ni profesionalismo. Esta es una cosa de locos.

A la dirección de Educación solo le queda apelar esta decisión judicial, pero mientras esto se resuelva y pasen los meses, los directores jalados deberán regresar a sus despachos y trabajar como si nada hubiera pasado.

Felizmente, el juez Hugo Higinio no volverá a emitir ni un fallo porque lo acaban de cesar de su puesto. Infelizmente, su resolución de cambio ha salido cuando todo está consumado. En conclusión, el sistema educativo no solo depende del sector. 

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