Escribo estas líneas luego del resultado de la encuesta a boca de urna lanzado por América TV/Ipsos Perú que dan como ganadora a Keiko Fujimori por 0,6%, por lo que queda esperar los resultados oficiales de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe). Nada está dicho y como bien dice nuestro editorial, queda pedir calma y paciencia a fin de que bajen las tensiones y finalmente se respete lo que la ciudadanía haya decidido.
En nada ayudan las movilizaciones vistas ayer en algunos puntos de la capital tras el cierre de la votación, y mucho menos los gritos de “fraude”, cuando lo que se debe hacer es esperar resultados oficiales en medio de una situación en que las cifras arrojan márgenes muy estrechos que hacen ver que cualquier cosa podría suceder. Nadie puede cantar victoria por el momento. Sin embargo, más allá de eso, queda claro que quien finalmente gane la elección, debe saber desde el primer día que gobernará con medio país en contra, por lo que no tendrá mucho que celebrar una vez que las autoridades den los resultados oficiales. El vencedor tendrá toda la legitimidad que le dará la ley y el voto ciudadano, pero a nivel político, quien llegue a Palacio de Gobierno tiene que tomar medidas mirando a ese 50% que no le dio su respaldo.
A eso se sumará que el encargo le llegará en uno de los momentos más críticos y dolorosos de nuestra historia. Tenemos hasta el momento más de 180 mil muertos por la pandemia y si no se trabaja en armonía, convocando a todos, llegaremos a fin de año con miles de fallecidos más. El resto de quien recibió ayer el respaldo de la población es histórico y hay que estar a la altura de la exigencia.
Los resultados extraoficiales conocidos ayer por la tarde, que favorecen a la candidata Fujimori han generado expectativa en una parte del país y es comprensible. Sin embargo, por el bien del país queda esperar con una actitud democrática. Un país tan golpeado por miles de muertos y polarizado como el nuestro, no puede seguir avanzando en medio del enfrentamiento.