Es parte de la vida llegar a adulto mayor tras pasar por la infancia, adolescencia y adultez. Además, pasaremos de ser económicamente activos a ser inactivos, requiriendo de una pensión que nos permita vivir con dignidad.

Hemos tenido distintos regímenes de pensiones de jubilación regulados por ley, sea como exempleados del Estado, extrabajadores del sector privado, vivir de ahorros, depender de familiares o de la sociedad.

Humberto Campodónico sostiene que las AFP no son un verdadero sistema de pensiones, sino un régimen de ahorro forzoso, el cual está en camino de extinción tras los diversos porcentajes de retiros autorizados por el Congreso. Además, solo el 20% de los trabajadores, los formales, están en este sistema.

El fujimorismo con su bancada Fuerza Popular dirigida por Keiko Fujimori, levanta la propuesta de una “pensión por Consumo”. Los trabajadores contarían con una Cuenta de Capitalización, en la que depositarían el 1% del valor del consumo realizado y eliminarían otros regímenes pensionarios.

La propuesta fujimorista solo acentúa la desigualdad existente porque la mayor parte de la población laboral empleada lo es informalmente y porque el ahorro por consumo solo favorece a los sectores de mayores ingresos con capacidad de compra.

Es un derecho universal el acceso a una vida digna y tras haber trabajado durante más de 20, 25, 30 años toda persona adulta mayor lo merece. La experiencia de las AFP ha fracasado en diversos países.

Sí necesitamos una reforma de las pensiones, que alcance al universo de la población mayor y le permita una vida decorosa mediante una pensión o ingreso digno. Costa Rica, México, Uruguay y Bolivia avanzan en implementar un sistema de pensiones universal no contributiva. Debemos retomar la experiencia avanzando en construir un país que respeta a sus mayores.