“Sabemos las dificultades que afrontan las mujeres en nuestro país para salir adelante... Véanme a mí, soy tendencia todos los días en las noticias”, dijo hace poco la presidenta Dina Boluarte, sonriendo, como si le alegrara estar en boca de todos. Pese a victimizarse y dejar entrever que la tiene difícil al frente del Gobierno por su condición de mujer, todos sabemos que se le cuestiona día y noche por su incapacidad para conducir los destinos del país y por las señales de corrupción en Palacio de Gobierno.

La mandataria no responde a la prensa. Usa cualquier actividad oficial para lanzar discursos que no tienen nada que ver con la realidad. Sus frases no tienen sentido ni contenido y muchas veces son premeditadamente provocativas. Por ejemplo, si todos los días es tendencia es por lo malo que hace, desde las muertes en las protestas a inicio de su Gobierno hasta el aumento de la pobreza y el escándalo por el caso de los relojes Rolex. Por ello, el 90% de peruanos desaprueba su gestión, según las últimas encuestas. Es más ya no hay esperanzas. Un 72% de ciudadanos considera que la situación económica está peor que hace un año, según sondeo de IEP. En tanto, el 84% estima que esta coyuntura empeorará o estará igual en los próximos 12 meses. Ante este panorama, la prioridad es arreglar lo político, después vendrá lo económico. Hay que ser conscientes que encauzar la economía y lograr crecimiento requiere de decisiones políticas que generen estabilidad y confianza.

Dina Boluarte debe entender que los problemas que le preocupan no son los mismos que le preocupan a la población. Ella está enfocada en seguir en el cargo como sea hasta el 2026. La gente está dedicada a seguir adelante día a día.