En un año electoral, como el que inicia, debemos tener en cuenta que los gobiernos regionales y municipales buscarán incrementar su ejecución de gasto presupuestal, por lo que el uso de los recursos estará a merced de los funcionarios públicos y, por ende, del despilfarro. ¿Es positiva la regionalización en este aspecto?

Lamentablemente, el Ejecutivo necesita del respaldo político y popular de los gobiernos subnacionales para equilibrar su poder con el Legislativo, así que suele congraciarse con sus autoridades destinando más recursos de lo que suelen saber gastar. ¿Se dan cuenta de que cada fin de año la mayoría no llega a ejecutar más del 70% de su presupuesto?

El programa Servir, que dota de ejecutivos para darle agilidad a los gobiernos regionales y municipales, debería tener una mayor participación en las entidades que muestran carencia de talento en la gestión pública. Sin embargo, estos empleados son vistos como enemigos de la burocracia perezosa, cuyo ritmo muchas veces camina al compás de las dádivas.

Hace unos años, varios trabajadores del Gobierno Regional de La Libertad postularon a la planilla de Servir. El resultado: solo uno aprobó, mientras el resto de funcionarios demostró que no estaba capacitado para el cargo. Pero, como eran nombrados, se quedaron en la institución. ¿Se puede demostrar eficiencia de esa manera?

La regionalización ha traído cosas positivas, como la rapidez de trámites administrativos que antes solo se procesaban en Lima. No obstante, en cuanto al nivel de ejecutivos, podemos decir que por lo demostrado hasta ahora se requiere de una reforma en la gestión pública. Tal vez con empleados más capacitados serían más eficientes al gastar.