El que tengamos hasta hoy como ministro del Interior a un personaje como Luis Barranzuela, que más se ha dedicado a sobrevivir en el cargo con el apoyo de Vladimir Cerrón y Guillermo Bermejo en lugar de hacer gestión en favor de la seguridad ciudadana, es responsabilidad única del presidente Pedro Castillo y de su premier Mirtha Vásquez, quienes lo nombraron y mantienen a pesar de sus muy malos antecedentes debidamente documentados.

El presidente Castillo y la jefa del gabinete sabían muy bien qué clase de personaje era su ministro Barranzuela. Su oscuro paso por la Policía Nacional y su expulsión por medida disciplinaria dejada si efecto por el Poder Judicial, se ha conocido desde el día uno. También se hizo pública su defensa de sembríos ilegales de coca en el VRAEM y su labor como defensor legal de personajes más que cuestionados como el propio Cerrón y los hermanos Aybar Cancho.

Castillo prefirió quedarse mudo y no hacer nada, mientras que la premier Vásquez, tan defendida por algunos, nos salió con la historia de que estaba “evaluando” al ministro. Los únicos felices parecen ser Cerrón y Bermejo. Este último incluso señaló que Barranzuela era un funcionario “de lujo” a pesar del triste récord de sanciones que se ganó en su paso por la policía. ¿Será por su “lentitud” para salir a buscar a “Los dinámicos del centro” una vez que se ordenó su captura?

Mientras el ministro del Interior se aferra al cargo y nadie lo mueve del cargo al menos hasta el cierre de esta columna, la delincuencia común sigue siendo uno de los más graves problemas que afectan a los peruanos, y las empresas mineras formales que aportan al fisco varios millones de dólares cada año, tienen que dejar de operar ante la falta de garantías generada por revoltosos y violentistas que hace rato deberían estar tras las rejas.

Son los efectos de tener a un ministro dedicado a sobrevivir en medio de los justificados cuestionamientos, ya un presidente débil sometido a los intereses de Cerrón, Bermejo, “Pinturita” y “Los dinámicos”, que tienen en Barranzuela a un aliado que maneja a la Policía Nacional y toda la inteligencia que se produce en el país. Este es el Perú del bicentenario, este es el gobierno “del pueblo” que nos iba a sacar de la crisis monumental dejada por el COVID-19. De verdad, esto está como para salir corriendo.