En estos días de pleito entre el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) y el Tribunal Constitucional (TC) por un fallo de este último que destituye a dos fiscales supremos y nombra en una de esas vacantes al magistrado Mateo Castañeda, sería bueno recordarle al Congreso que gran parte de esta delicada y bochornosa situación se debe a que el Poder Legislativo ha incumplido su rol.

Y es que si el Congreso hubiera elegido hace mucho tiempo a los miembros faltantes del TC, nada de esto se estaría dando. Irónico, pues, que hasta el humalista Daniel Abugattás, extitular del Poder Legislativo, se indigne y hasta amenace con una denuncia a los magistrados constitucionales, cuando este personaje es uno de los mayores responsables de que ellos sigan en sus puestos ante la falta de sus reemplazos.

Hoy los ataques y los cuestionamientos van hacia el CNM y el TC, pero pocos reparan en la responsabilidad que en el tema tiene el Congreso, tanto el del quinquenio aprista como el de los casi tres años del humalismo, que no ha logrado llegar a un acuerdo para tener un órgano de control constitucional con los magistrados adecuados y no con los seis que tenemos, que desde hace varios años están de salida.

Al iniciar su gestión al frente del Congreso, Fredy Otárola aseguró que de todas maneras se elegiría a los seis miembros faltantes del TC y al defensor del Pueblo. No obstante, se le acaba el tiempo y nada. Mientras tanto, Abugattás, que tampoco hizo nada al respecto, se indigna y hasta amenaza. Un poco más de seriedad y de sangre en la cara no le vendrían mal.