La justicia peruana está en la obligación de despejar toda duda acerca del fallecimiento de la cabecilla terrorista Martha Huatay, quien ha sido reportada como muerta y sospechosamente incinerada en Argentina, país al que se fue cuando aún tenía que responder en el Perú por el brutal atentado dinamitero de la calle Tarata, crimen por el que tendría que pagar con al menos 25 años de encierro adicionales a los que ya purgó.

Por qué no pensar que estamos ante una muerte simulada a fin de evitar el accionar de la justicia peruana que ya fue burlada por esta senderista que salió del Perú para no ser procesada por el atentado de Tarata cometido por Socorro Popular, grupo de fachada encabezado por Huatay que inicialmente se dedicaba a la defensa legal de los terroristas capturados, pero que más tarde se convirtió en un brutal pelotón de dinamiteros.

A estos asesinos no se les debe creer nada, por eso es positivo que las autoridades peruanas estén en coordinación con las de Argentina para esclarecer este hecho del que hemos venido a saber hace pocas horas, a pesar de que el supuesto deceso de la terrorista habría ocurrido el 12 de setiembre del año pasado, justo el día en que se cumplieron 30 años de la captura de Guzmán. ¿Coincidencia?

Mientras exista el menor resquicio de duda sobre el anuncio de la muerte de Huatay, la justicia peruana tiene que seguir detrás de ella. Es lo menos que se puede hacer en memoria de los miles de muertos que dejó esta asesina y su banda.

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