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El enfrentamiento total entre Graña y Montero y Keiko Fujimori a raíz de las acusaciones sobre quién es el verdadero corrupto y corruptor y el rol del presidente Kuczynski en las asesorías al mundo corporativo para desarrollar proyectos en el Perú con apoyo político podrían poner fin a nuestra débil democracia. Ya son varios los que hablan de una renuncia a la presidencia e incluso de una declaratoria de vacancia presidencial.

La citación a la señora Lange y la negativa de PPK a presentarse ante la comisión “Lava Jato” son señales del poco cuidado que se tiene con nuestras instituciones. La verdad tarde o temprano saldrá a la luz, y si Jorge Barata cuenta todo podremos conocer hasta qué nivel llegaron los tentáculos de Odebrecht y la corrupción en el Perú y quiénes fueron los reales beneficiados, tanto empresarial como políticamente.

PPK tendrá que optar por intentar un salvataje personal y de Graña y Montero y sus empresas asociadas o dejar que la justicia haga su trabajo y que los comprometidos en actos de corrupción a los que se les encuentre responsabilidad paguen con su libertad y también con su patrimonio y el de las empresas que se beneficiaron con trampa.

Los políticos y los empresarios parecen no advertir que las cosas no serán como antes. La vieja y sucia manera de hacer grandes negocios para una parte del mundo corporativo parece que va a cambiar. Si los vladivideos se trajeron abajo al régimen de Fujimori, el caso “Lava Jato” puede acabar con este gobierno.