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Hasta hace algunos años la exposición de situaciones comprometedoras relacionadas con la vida privada de las celebridades por estos lares y en el mismísimo Hollywood pasaba por las manos y el lente de los paparazi. Estos reporteros especializados esperaban pacientemente el momento clave para la foto en situación incómoda de los personajes mediáticos, que quedaban en shock cuando se veían luego en las primeras planas y encima en situaciones que nunca hubieran querido evidenciar. Pero también cuando estas mismas estrellitas querían contar sus penas o alegrías, y de paso mostrar hasta el último rincón de su casa, daban la exclusiva y todos contentos; la primicia de un romance, una boda, un cambio de canal, el contrato anhelado, o un bebé en camino, todo lo bonito que se puede contar listo para ser publicado y todos contentos. Pero claro, siempre había esa historia no contada, esa leyenda urbana que todos repiten y nadie confirma, el misterio no revelado, esa parte de una vida que muchas de las figuras del espectáculo de antaño preservaban cual secreto de confesión. Esa allí quedará. Hoy eso es distinto, vaya que lo es. Cada persona que tiene un celular a la mano es un potencial paparazi. Así estés almorzando, en la iglesia o el cementerio, siempre estará lista una cámara grabando sin que te des cuenta para revelar hasta cómo te rascas la nariz. Los “especialistas” en registrar eso que queremos ver de los artistas somos todos, y bien que nos gusta. Ahora las figuras del espectáculo, desde la mismísima Jennifer Lopez hasta nuestras Sheyla Rojas y las hermanas Valenzuela, no necesitan dar exclusivas a nadie, para eso tienen Instagram, donde se lucen en sus historias diariamente contando cada detalle de su vida. ¿Y quiénes son las que alimentan de imágenes, videos y comentarios hasta para la polémica? Pues ellas mismas, o de lo contrario hasta sus amigos. Por eso nos enteramos con quién andan, cómo se divierten, qué lujos se prodigan, cómo bailan y hasta qué talla de ropa de baño usan. Ya nada se guarda para uno, no hay secreto que preservar, todo está allí expuesto. Pero así como estos personajes se divierten mostrando cada momento de su vida, también deberían afrontar las consecuencias de estar en boca de todos, así son las reglas del juego en este mundo de las redes sociales, de los miles de seguidores, de los likes, de los opinólogos sin límite. Uno elige qué mostrar y qué no, allí está la fórmula para no quejarnos luego.

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