Se supone que desde hoy deben empezar los desvíos y el cierre de calles para dar inicio a las obras de construcción de la Estación Central de la Línea 2 del Metro de Lima y del ramal de la Línea 4, pero ayer el alcalde capitalino, Rafael López Aliaga, indicó que los trabajos carecen de la autorización respectiva porque la concesionaria no ha cumplido con entregar un compromiso por escrito para evitar retrasos y las penalidades que se pagarán si estas, eventualmente, suceden.

Este sorpresivo cambio de la postura capitalina hace que nos preguntemos qué ocurrió el pasado 17 de junio cuando López Aliaga y el ministro de Transportes y Comunicaciones (MTC), Raúl Pérez-Reyes sostuvieron una reunión y luego dieron una conferencia de prensa donde se informó que la fecha del inicio de las labores sería hoy y que, en consecuencia, la obra ya contaba con todos los permisos para empezar con su ejecución.

Una obra de tal envergadura es más que necesaria. Durante la campaña electoral municipal, López Aliaga prometió convertir a Lima en una “potencia mundial” y esto no se puede lograr si la ciudad más importante del país carece de un sistema de transporte público moderno.

López Aliaga podría pasar a la historia como el alcalde capitalino que dio inicio a una revolución: aquella que permitió que millones de limeños no pierdan media vida en el tráfico, pero parece que como no es de su gestión, está más interesado en trabar la obra.