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La última semana estuvo signada por los reveses que nuestro fútbol presentó en su organización. Partidos reprogramados sobre la hora, tribunas suspendidas y campos de juego inutilizables le dieron a la premiación de la hinchada peruana como la mejor del mundo un ingrediente de ironía y sarcasmo a la situación que se vive por estos días. Sin embargo, el asunto que levantó más polvo en la semana a nivel deportivo fue el viejo fantasma de la potencial desafiliación por parte de la FIFA a nuestra Federación, esta vez ante la posible derogación de la Ley de Fortalecimiento de la FPF, o la llamada “Ley Oviedo”.

La congresista Paloma Noceda fue enfática al señalar que esa ley se venía abajo sí o sí, argumentando que Edwin Oviedo había utilizado los logros de la selección peruana para extender su permanencia al frente de la FPF. A eso se suma la delicada situación en la que se encuentra el presidente de la Federación, vinculado a los temas de corrupción ventilados en el caso de los “CNMaudios” en los que se demostraría que existía un tráfico de influencias en el que Oviedo habría participado. El miércoles, cuando se suponía que el tema de la derogatoria se discutiría en el pleno, el secretario de la FPF, Juan Matute, llegó hasta el Congreso y logró que el asunto se postergue. Al día siguiente, por la noche, la FIFA envía un documento a la Federación en el cual expresa su preocupación por la eventual derogación de la ley, habla de la posible suspensión y, claro, se desata un pequeño caos mediático.

El asunto quedaba en un suspenso incómodo, con un Parlamento, al parecer, decidido a derogar la ley y a la FIFA advirtiendo que si eso se daba era casi un hecho que Perú sería desafiliado. Daniel Salaverry salía a decir que era peligroso derogar la ley y que todo se decidiría el lunes (mañana).

Más allá de lo preocupante que resulta la posibilidad de ser sancionados por la FIFA y de si tiene o no sustento la intención de algunos parlamentarios de evitar que Oviedo concluya su mandato, ¿no es palpable hasta el hartazgo ese tufillo a cortina de humo que ronda en todo este asunto? El viernes, César Hinostroza, el mismo que aseguraba estar “unido telepáticamente” con Edwin Oviedo fue “salvado” de ser investigado en el caso “Los Cuellos Blancos del Puerto” en lo que constituye un episodio lacerante, vergonzoso y vulgar por parte del Congreso. ¿Cuál es el detalle dominante en todo este circo? Absolutamente todos los congresistas mencionados pertenecen a Fuerza Popular, todos. ¿Realmente creemos que este grupo de parlamentarios va a derogar la “Ley Oviedo”? Al menos, tengamos la sensatez de dudarlo. Ya ni siquiera pretenden subestimarnos, nos insultan sin filtros. 

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