Una encuesta de Ipsos da cuenta que la mayoría de peruanos pide que el gobierno de Pedro Castillo priorice la lucha contra la inseguridad ciudadana y la corrupción. En el mismo sondeo, una nueva Constitución no tiene mucho interés para los ciudadanos. Esto simplemente demuestra que la principal demanda de la población es que el jefe de Estado se dedique a conseguir logros en cuestiones básicas que surgirán el día a día de la gente. Lo demás es puro pretexto para no enfrentar los principales problemas que atraviesan el país. Obviar las obligaciones asumidas se traduce no obstante en más caos e inestabilidad que desalientan las inversiones y postergan el regreso al camino del crecimiento económico.

Se necesita valentía para reconocer que no se está preparado para gobernar, sin embargo, Castillo solo pega patadas para tirar abajo el tablero. Esa parece ser su única arma para evadir responsabilidades.

El presidente tampoco da muestras de transparencia ante algunas señales de corrupción. Ayer la empresaria Karelim López ratificó en el Congreso que éste encabeza una organización criminal en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Seria bueno que Castillo haga un deslinde al respecto. No puede seguir postergando una respuesta porque solo genera más desconfianza.