El Congreso inició ayer una maratónica jornada de sesiones que durará cuatro días. Sin embargo, la impresión predominante es que su único interés es promulgar leyes y realizar reformas que favorezcan sus intereses y los de sus grupos políticos. Normas cruciales para la democracia, como la prohibición de candidaturas de personas sentenciadas por homicidio, terrorismo y otros delitos, deben ser la prioridad y esperamos que se presenten en la actual legislatura.

También deben proponerse proyectos legales que combatan la criminalidad, una amenaza constante que afecta el día a día de los peruanos y golpea duramente a la economía. La reactivación económica depende en gran medida del protagonismo de los pequeños y medianos empresarios, quienes son los principales animadores de las economías regionales y locales. Si las extorsiones, los asaltos y los secuestros continúan, será difícil que estos sectores alarmante que el Congreso, en vez de enfocar sus esfuerzos en luchar contra esta lacra, promulgue leyes que favorecen a los delincuentes al no considerarlos como organizaciones criminales.

El país necesita un Congreso comprometido con la justicia y la seguridad, que promueva leyes efectivas para combatir el crimen y proteger a los ciudadanos. Las prioridades deben ser claras: asegurar que los delincuentes no puedan acceder a cargos públicos y fortalecer la lucha contra la criminalidad.