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Esta vez es Yahaira Plasencia, cantante, pero pueden cambiarle el nombre por el de cualquier figura mediática femenina del mundo del espectáculo. Realmente eso ya no es importante en estos tiempos; parece que para ellas el bullying está descontado, mientras que ellos siempre se salvan del apanado virtual. Tómese unos momentos, apenas un par de minutos, para revisar los comentarios que generan populares personajes femeninos en las redes sociales, o páginas webs en las que se reseñan sus actividades y transmisiones en vivo que se emiten con la intención de difundir sus novedades. Hace algunos días, la referida cantante lanzó en conferencia de prensa su nuevo tema producido por Sergio George y el video respectivo. A los pocos segundos de empezar la transmisión en vivo por Facebook Live, lejos del comentario lógico sobre si lo que proponía la cantante les parecía bueno, si su vestuario le quedaba bien o mal o si los arreglos no estaban a la altura, la mayoría de comentarios, lamentablemente de las mismas mujeres, eran insultos y la descalificaban con los argumentos moralistas propios de los machistas más recalcitrantes. Agravios de los más terribles, ofensas que solo apelaban a señalar conductas personales que supuestamente la gente cree tener el derecho de juzgar como si alguien les hubiera dado esa potestad. Y claro, luego se le pide a Plasencia que sea dulce, que conteste con una sonrisa de selfie, que siempre esté de buen ánimo; de lo contrario, es una desubicada y merece arder en la hoguera de las vanidades que la condenan. La salsera es solo una de las tantas figuras del espectáculo que recibe esa avalancha de ataques que se están haciendo tan normales en estas épocas en que cualquiera que está detrás de una computadora o un teléfono celular tiene el poder de hacerlo. Sería bueno que quienes empiecen a escribir comentarios que solo reafirman estereotipos que se deben desterrar piensen unos segundos lo que están generando. Unas redes del odio que no tienen límite.