Carlos Hakansson comenta en estas páginas respecto de las reformas constitucionales que esperan. Él incide en la bicameralidad, el voto facultativo, la reelección inmediata de congresistas y la recuperación de la inmunidad parlamentaria. Muy importante para un Congreso que no es un eficiente contrapeso al Ejecutivo cuando atravesamos una prolongada crisis política que dura más de cinco años agudizada desde el gobierno de Pedro Castillo. El Perú se exhibe muy golpeado en su situación política, económica y social y la prensa internacional da cuenta de ello, asombrada del paso del milagro peruano de hace unos años a la actual imagen de vulnerabilidad política y económica. Todo esto se acentúa con un congreso fragmentado que no da soluciones y se debate dando vueltas para encontrar salidas a la crisis. La opinión de Hakansson pone el dedo en la llaga al enumerar medidas que podrían estimular un cambio en la forma como han devenido los procesos electorales, la composición y funcionamiento de los poderes del Estado y recordar que el éxito de toda reforma se mide en función de los efectos que produce al conjunto: “se valoran mejor los cambios que desencadenan otros en favor del sistema político. Por eso, las reformas formales deben propiciar comportamientos que promuevan más organización y mejor democracia interna de los partidos en su diaria vida política” afirma convencido. Coincidimos ampliamente con esta propuesta, en la entrevista personal que dimos hace algunos días para el concurso de selección de magistrados al Tribunal Constitucional. Necesitamos de un Congreso que recupere presencia y poder para un sistema más equilibrado. En especial, aunque no sea un tema popular, con el retorno a la bicameralidad como la reforma esencial para lograr un Senado con representación regional. Sin dejar de lado el rescate de la reelección inmediata de congresistas para tener un Legislativo más experimentado con su lógica garantía de inmunidad para poder fiscalizar.