La Teletón 2014 ha servido para dos cosas muy importantes: (1) recabar seis millones y medio de soles -un millón y medio por encima de lo previsto-, con lo que el Hogar Clínica San Juan de Dios podrá trabajar sin problemas durante los 12 meses venideros; y (2) demostrar, una vez más, que los peruanos nos conmovemos ante la necesidad general, en este caso de rehabilitación y salud.

Tremenda exhibición de buen corazón la que vimos el fin de semana, en la que no hubo espacio para la tradicional rencilla de canales de televisión, exclusividad de artistas, rating, peleas y cosas por el estilo.

Y es que tirios y troyanos, chicos y grandes, propios y extraños, artistas y políticos, hombres y mujeres de a pie, es decir, todo el país, se sumó a una colecta en favor de los niños con discapacidad que tuvo como epicentro el Colegio Alfonso Ugarte de San Isidro.

La solidaridad es la ternura de los pueblos, decía la poetisa nicaragüense Gioconda Belli, y esto quedó dibujado, sin ninguna duda, en la Teletón encabezada por el hermano Isidro Vásquez.

No importa que el presidente Ollanta Humala esté de viaje por Europa y que la primera dama Nadine Heredia, tan expresiva para otros temas, ni siquiera haya enviado un tuit al respecto. El Perú es más grande que sus problemas de corrupción, lobbies, inseguridad y desgobierno.

“La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos”, escribió el recordado papa Juan Pablo II. Ojalá que nunca perdamos de vista esta premisa.

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