El gran Napoleón Bonaparte decía: “He perdido una batalla, pero antes de que anochezca puedo ganar otra”.

Estuvimos frente al televisor viendo a Maicelo, aquel muchacho chalaco que se hizo boxeador a puro punche, que enseñó a los jóvenes que el vicio, la delincuencia, el sicariato no son el camino y que practicar un deporte te hace grande.

Maicelo estaba ganando, claro está, lo tenía atontado al mexicano, y tenía que seguir golpeando, pero por esas cosas que a veces pasan recibió un golpe y quedó nocaut; todos sentimos y asimilamos también el golpe.

Pero así es el box, los grandes van a ganar o a perder; son como los comandos que van a vencer o a morir.

¡Levántate, Maicelo! Eres joven y tienes garra, continúa entrenando, sigue peleando, que vas a ser campeón mundial algún día.

Claro, te debe joder que algunos miserables aprovechen tu caída para hacerte unos memes cagones y burlarse de ti; no les hagas caso, se trata de un puñado de perdedores a los que nunca los van a tumbar porque viven en el fango arrastrándose, nunca ganarán porque no tienen coraje para competir, son mediocres como decía José Ingenieros: “Jamás cosecharán rosas por temor a las espinas”.

Jinete que no se cae del caballo nunca será buen jinete. ¡Levántate, Maicelo! Tú no has perdido, un traspié lo tiene el más grande. Continúa en la lucha, en la batalla, ahí te queremos ver; no te rindas, compadre, el Perú entero te lo pide.