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La directiva de la Federación Peruana de Fútbol que encabeza Edwin Oviedo continuará hasta el año 2020 gracias a la Ley de Fortalecimiento de la FPF, propuesta por el congresista de Fuerza Popular Daniel Salaverry y que se terminó aprobando el último jueves en el Congreso de la República. Esta ley extiende el mandato de Oviedo por dos años más, cuando concluya el ciclo olímpico, ya que, con la ley que estaba vigente, este año correspondía que se lleven a cabo elecciones.El clima en torno al cual se da la aprobación de esta ley es turbio. Poco antes de que se anuncie, la FPF, a través de su cuenta oficial de Twitter publicó un mensaje extraño y hasta apocalíptico: “La FPF necesita la aprobación de la ley en discusión en el Congreso, y está de acuerdo con su texto. Ley vigente puede suspender a Perú del Mundial Rusia 2018”. Parecía un llamado de auxilio, un pedido explícito. Además de eso, poner en “riesgo” la presencia de nuestra selección para este Mundial, que tanta relevancia tuvo en nuestra sociedad, constituye todo un descalabro en las redes. Lo curioso es que de poco servía ese mensaje en Twitter cuando la ley debía ser aprobada en el Congreso. Finalmente se aprobó.No deja de llamar la atención el hecho de que, hace poco se habló mucho acerca de lo peligrosa que resultaba la posibilidad de que el Gobierno intervenga en los asuntos de la FPF, pues la FIFA es enfática al destacar la independencia de las instituciones que velan por el fútbol en cada país. Por entonces era la llamada “Ley Noceda” la que nos ponía los pelos de punta. Sin embargo, la “Ley Salaverry”, más allá de si juega a favor o en contra de la FPF, ¿no termina siendo también intervencionista? Hay que tener cuidado con eso.La gestión de Oviedo al frente de la FPF tiene puntos notables, es claro que existe una intención palpable por reestructurar los cimientos del fútbol nacional, hubo una reorganización y también se experimentó cierta apertura por parte de la institución. El estandarte de esta gestión, qué duda cabe, es la clasificación a Rusia 2018, pero también debemos ser cautos y responsables al momento de hacer una evaluación tomando como punto de partida este logro. El fútbol peruano requiere mucho más: cambios profundos y radicales. Somos conscientes de que el tiempo quizá no era el suficiente si las elecciones se llevaban a cabo este año; sin embargo, lo que Oviedo y compañía pudieron haber hecho fue sentar las bases de una continuidad en su proyecto y no personalizar el trabajo que se viene haciendo. Con los logros alcanzados era evidente que el modelo empleado debía mantenerse.