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Tarde o temprano, se iba a saber cómo así el exsecretario general de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez, fue exculpado por la fiscal adjunta contra el lavado de activos, Sara Vidal. No solo él. En la pesquisa, que más fue un saludo a la bandera de parte del Ministerio Público, también aparecía la familia de Ramírez y Keiko Fujimori. En un reportaje que propalamos ayer en Willax TV, la procuradora antidrogas, Sonia Medina, revela haber solicitado a esta fiscal que tome en cuenta la copiosa información que posee sobre los Ramírez, todas vinculadas al lavado y al narcotráfico; pero Vidal no quiso ni mirar las pruebas de Medina. Si uno lee la resolución de 236 páginas que manda al archivo la investigación, notará que la consigna de Vidal fue deshacerse del caso. Se descartaron sus vínculos con el narcotraficante Eteco; se ignoró la investigación de la DEA. Y mientras Joaquín Ramírez se mantenga en la más absoluta impunidad, toda esta estela de dinero oscuro seguirá eclipsando a Fuerza Popular y a Keiko Fujimori, por haber sido él uno de sus más activos financistas con un alto cargo político en esta agrupación. Pero no todo está perdido. El fiscal superior Rafael Vela, jefe de Vidal, está revisando la resolución de archivo y decidirá la próxima semana si reabre el caso o lo cierra para siempre. Esperamos que ocurra lo primero y que el doctor Pablo Sánchez, al anunciar la buena noticia, acepte que la procuradora Medina entregue todo lo que tiene al Ministerio Público. De no ser así, la Fiscalía habrá tirado al tacho un caso que aún abunda en peligrosas sospechas, más que en dudosas inocencias.