El exasesor de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, fue sentenciado ayer a 25 años de prisión por delito de homicidio y desaparición forzada en los casos de Pativilca y La Cantuta. Sin embargo, la pena fue rebajada a 19 años y 8 meses por acogerse a la conclusión anticipada. Igual, la condena ya fue cumplida. Esto no variará nada. Montesinos saldrá libre en el 2026.
La atención se centra ahora en el destino del expresidente Fujimori, también implicado en estos casos. Para muchos observadores, su elección de dar por terminado el juicio solo puede interpretarse como un reconocimiento de los delitos cometidos en la década de los noventa, lo que debilitaría la posición de su defensa. Sin embargo, otros argumentan que la decisión de Montesinos no implica una confesión real, sino simplemente el deseo de evitar un prolongado proceso legal, considerando que en dos años estará en libertad.
Lo cierto es que el futuro judicial de Fujimori se mantiene incierto y comprometido. Aunque su proceso continuará, se vislumbra un período prolongado de incertidumbre que afectará no solo su libertad, sino también su delicado estado de salud. Este líder histórico del fujimorismo se encuentra en una encrucijada, enfrentando no solo la posibilidad de regresar a prisión, sino también lidiando con problemas de salud, como su dependencia del oxígeno.
El Poder Judicial tiene la palabra y sea lo que sea, la sentencia debe ser respetada.