El cónclave -reunión de cardenales- de 2013, eligió Papa al cardenal Jorge Mario Bergoglio tras la quinta votación del 13 de marzo, como el último domingo, hace 9 años. Francisco en ese instante quedó convertido en el pontífice 266 desde Pedro. Benedicto XVI, había renunciado a poco de cumplir 86 años, siendo el primer Papa en dejar el cargo desde Gregorio XII en 1415.

Días antes había promulgado un motu proprio otorgando al Colegio Cardenalicio la potestad para determinar la fecha de inicio del cónclave. Con la llegada de los 115 cardenales electores a Roma, durante su octava Congregación General, decidieron como fecha de inicio del cónclave el día anterior, el martes 12 de marzo. 90 cardenales no pudieron votar -aunque podían ser elegidos-, mientras que los 117 cardenales restantes eran tanto elegibles como electores. Francisco es el primer pontífice latinoamericano, el primer santo padre americano y el primer papa jesuita.

El protodiácono Jean-Louis Tauran retumbó las históricas paredes y columnas del Vaticano pronunciando “Habemus Papam…”. En dicho cónclave el país con mayor número de cardenales electores fue Italia: 28. De los 115 cardenales presentes con derecho a voto, 47 fueron nombrados por Juan Pablo II y 68 por Benedicto XVI. Hubo 18 cardenales electores pertenecientes a Órdenes y congregaciones religiosas.

Solo uno de ellos era miembro de la histórica Compañía de Jesús: Jorge Mario Bergoglio S.J. Entrada la penumbra de aquel 13 de marzo de 2013, Francisco, con 76 años -hoy cuenta 85-, aparecía en el balcón central de la Basílica Vaticana, era miércoles, y la Iglesia Católica tiene nuevo Papa. Con la bendición Urbi et Orbi que todos los presentes en la Plaza de San Pedro estaban esperando, el Pontífice bonaerense dijo en sus primeras palabras: “…parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo (al Papa) casi al fin del mundo…”.

Conviene recordar que la elección del papa no es democrática, aunque lo parezca porque sí existe candidatos y votación. Conforme a la Iglesia, es Dios (Espíritu Santo) el que inspira en cada uno de los purpurados para que elijan pontífice a quien la voluntad divina haya querido. Por esa razón el papa adquiere la condición de Santo Padre. Esa es la diferencia con la elección de una autoridad política que es por voluntad ciudadana o terrenal.