En su obra “Propaganda i ataque”, publicada en 1888, el escritor peruano Manuel González Prada acuñó la frase “hoy el Perú es organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota pus” que, pese a los 135 años transcurridos, mantiene una lamentable vigencia.

Nos referimos, claro está, a todo lo que viene dándose a conocer a raíz de la audiencia de prisión preventiva contra Sada Goray y Mauricio Fernandini. Nos resistimos a llamarlos empresaria y periodista, pues ellos no definen a los dos gremios que alguna conformaron.

El Ministerio Público manifiesta tener “graves y fundados elementos de convicción” sobre la trama de corrupción que Pedro Castillo armó y que este par de personajes apuntaló a fuerza de millones de soles y silencio cómplice.

Por ejemplo, ayer en la audiencia se mencionaron las declaraciones de un colaborador eficaz que sostiene que, con parte de las coimas entregadas por Goray, el golpista Pedro Castillo compró, al mismo estilo fujimontesinista, a varios congresistas para que votaran en contra de la primera moción de vacancia presentada en su contra.

La corrupción estuvo latente desde el primer momento y los que la defendieron tienen mucho que explicar pues o lo hicieron de buena fe o recibieron dinero por ello, no hay otra opción.

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